renuevo

.......

jueves, 5 de agosto de 2010

Imaginario

Más de alguna vez nos hemos puesto los audífonos y con sólo escuchar las diversas melodías que emergen de nuestros fonos, y se posicionan en nuestro cerebro, formamos todo un submundo en donde nos transformamos en protagonistas de nuestro propio video clip. Cuando leemos y absorbemos todas aquellas mágicas propuestas narrativas que nos presentan los diferentes escritores, o cuando vemos toda la majestuosidad en una historia que se muestra en las diferentes películas.

Sin duda, hay todo un imaginario funcionando que se crea a partir de estímulos y que dependerán de nuestras propias limitaciones, y que con toda certeza se irán alimentando en la medida en que estemos constantemente absorbiendo las diferentes fuentes que persuadimos.

Es impensable la infinidad de variantes y constructos que se pueden formar a partir de un estimulo que esté muy relacionado con el imaginario; respecto de una obra que leemos o un cuadró que admiramos, y en este sentido, quiero hacer hincapié en la función del arte, puesto que éste en cierta medida es quien más nos estimula y nos hace reflexionar y cuestionarnos, o nos emociona e impacta dependiendo el contexto en que estemos.

Si pensamos en la complejidad del hombre como tal, y al arte como la expresión más interna y profunda del ser humano, es complejo en ese sentido entender dicho arte, no obstante, cuando una obra de teatro, una instalación artística o un libro nos toca la fibra más interna y nos conmueve, se genera un lazo indescriptible, más aun cuando ese arte no es buscado sino que es encontrado…

En un mundo en donde somos bombardeados por la publicidad, el comercio, y donde los medios de comunicación se encargan de hacer del ser humano una persona obediente y dócil que vaya en función de este carrusel llamado consumismo, es muy difícil escapar a este imaginario y desprenderse de buena manera de la rutina. Es por eso que las personas que tenemos día a día la oportunidad de abstraernos y buscar ese “feedback” con los estímulos, agradecemos recónditamente toparnos pon pequeños oasis de incitaciones en libros, música, danza etc.

La llamada “caja negra” que poseemos en lo más intrínseco de nuestro ser, quizá tenga conexiones con otras ávidas personas que están constantemente buscando y experimentando estímulos para generar ese pretendido imaginario. Más aún cuando no sabes en que minuto te encontrarás con una obra, libro o película que te mueva la última de tus fibras emocionales y te conecte a un submundo que dependerá de tus limitaciones sensitivas e imaginación. Después de todo el arte necesita personas que se alimenten de él y lo entiendan, pero sin lugar a duda la invitación no es a buscarlo sino que a encontrarlo, ya que no hay sensación que se parezca al anhelado imaginario.