Después de mucho escribo, ahora impulsado por un afán intrínseco de mí,
Acallo o trato de de sosegar un abismo de fuego que hay dentro en mi interior,
y lo manifiesto en estas honestas palabras que hacen terapia de mis emociones más íntimas.
Terminado una choclonada de procesos puedo manifestarme en una posibilidad infinita y narrativa; no en desmedro de la poesía, si no que al amparo de ella, usufructuando de su poder interminable y reconstructivo y dándole todo el debido respeto que esta merece.
De pronto las decisiones me hicieron tomar rumbos que a simple vista no eran los esperados, sin embargo, con la madures suficiente puedo decir que ciertas decisiones fueron formando en mi, la persona que ahora soy. Orgullosamente puedo ver un avance. Y doy las gracias a las personas que fueron parte de un gran proceso (de gosh). Sin ir más lejos les dedico gran parte de estas letras al igual que a todos los que me acompañaron en mi formación como profesional. Y que por circunstancias de la vida no me acompañaran el año siguiente pero que igualmente me acompañarán en mi corazón.
Finalmente dar gracias a mi madre que creyó en mi y me apoyó sin importar el duro proceso que es el cambiarse de carrera.
Aunque aún quede algo de 2010 yo doy por cerrado este gran ciclo y pese a todo lo duro y mediaticamnete atroz que resultó ser. Doy las gracias ya que se cumplieron todos los objetivos que me propuse.
Para terminar Debo agradecer a toda la energías cósmica que hizo que conociera a personas maravillosas que se cruzaron por mi camino e hicieron que este año no fuera tan amargo. Agradezco a mi Hermano de batallas Fabián Guerra por encomendarme lo que significó el proyecto más importante de este año para mi; la revista Mapocho.
Agradezco a Felipe Riveros quien me cobijó con su amistad confió en mi y compartió sus secretos y su buena onda. A Diego Toro por las infinitas creaciones y por sus eternas palabras de sabiduría y a Belén por ser mi compañera y compartir algo tan significativo e importante en mi vida;
2010 fuiste duro y no tuviste tregua, pero desde un pequeño rincón bajo la voz de un humilde servidor te doy las gracias por hacerme crecer.
Felipe “Cuático” Arcos.
